Si hay que hablar de Manuel Belgrano, hay que hablar de esfuerzo, de generosidad y amor por la educación, de modestia de honestidad, de sincera defensa de la libertad: de la libertad civil, de la libertad política y de la libertad de expresión… y de los derechos del hombre...
Quiero agradecer especialmente a los maestros que prepararon con tanto esmero este acto: Eva y Estela y también a todos aquellos que, con su presencia constante y tenaz en las aulas, nos demuestran su compromiso como educadores, con sus alumnos, y con su tarea. Ustedes queridos maestros conforman en esta escuela un verdadero equipo de trabajo y cooperación. Creo personalmente que, de esta manera, honran la memoria de quienes nos precedieron y soñaron como Belgrano una Argentina grande y generosa, especialmente él que repetía hasta el cansancio que, “sin darle buena educación a los compatriotas nunca tendríamos una sociedad justa.
